La bióloga y doctora en Ciencias Biológicas, Natalia Ricote, investigadora del Laboratorio de Modelamiento Ecofisiológico, dictará durante este segundo semestre el curso “Sostenibilidad y el Antropoceno”, una de las asignaturas optativas dentro de los cursos disciplinares que la Facultad de Artes Liberales de la Universidad Adolfo Ibáñez pone a disposición para sus estudiantes. El programa aborda el problema del cambio global desde múltiples perspectivas –biológicas, ambientales, pero también sociales y económicas– durante el actual periodo de tiempo conocido como Antropoceno, en el cual en el cual se propone que el ser humano se convirtió en una fuerza geológica.
“Habitamos un planeta con recursos finitos, pero pretendemos crecer como si estos fueran infinitos, apostando al crecimiento económico y material como el único modo de obtener bienestar y felicidad. Sin embargo, esta idea se contrapone con el cuidado y conservación del medio ambiente, y facilita la depredación y destrucción de nuestros recursos naturales. El cambio global va mucho más allá de las alteraciones que ha experimentado el clima en algunas zonas del mundo. Abarca también temas como la pérdida de la biodiversidad o la acidificación de los oceános, todos problemas surgidos a partir de la acción humana”, plantea la docente.
En ese sentido, el programa busca aportar una mirada amplia, entregando conocimientos aplicados desde otras disciplinas o técnicas, como la tecnología, la sociología o la economía. Así también, se estudian ejemplos reales de comunidades o instituciones del país y de otras partes del mundo que han realizado acciones concretas para contribuir al cuidado de su entorno. “En Chile, la Municipalidad de La Pintana estableció un sistema de reciclaje de residuos orgánicos que le pemite manejar alrededor del 40% de su basura. Con el compost que obtienen en el proceso, hacen huertos comunitarios y fertilizan sus areas verdes. Este tipo de iniciativas no solo consigue que el municipio ahorre dinero en el manejo de su basura, sino que también genera múltiples externalidades positivas para sus habitantes. Ejemplos como este demuestran que ser ambientalmente responsable y socialmente responsable, van de la mano”, sostiene Ricote.
El objetivo del curso, abierto para estudiantes de cualquier carrera de la universidad, es que los participantes asimilen que la sostenibilidad apunta a resolver problemas de carácter ambiental, pero con un fuerte impacto social y económico, y que, posteriormente, puedan aplicar estos conocimientos en sus respectivos campos de acción.